Si hay algo que modela nuestra identidad social, el ‘Nosotr@s’, es el bien común, definido por los clásicos como ‘lo que beneficia a tod@s‘. Una visión subjetiva colectiva de los valores comunes en la sociedad y por tanto los de cada persona. Una foto estática que permite identificar fácilmente de qué hablamos, en cualquier momento de la humanidad, sin entrar en más profundidades.
Tiene como objetivo unir a nuestra especie en cada momento, como otros elementos subjetivos de nuestra conciencia y el lenguaje:
- Moviliza a la sociedad con Nosotr@s, el ser colectivo que distingue al homo sapiens de sus predecesores.
- Se manifiesta en las emociones colectivas y en los casos en los que se genera inteligencia social
- Aporta un contexto social a nuestra capacidad científica que se traduce en empoderamiento e innovación.
- Permite crear estructura social, redes de relaciones y organizaciones sociales.
- Está presente en la conciencia global
- Por el bien común se crean situaciones revolucionarias de doble poder.
- Nos permite recomprender la historia y proyectar el futuro como si fuera una meta de la humanidad.
Lo que hasta ahora no hemos hecho con el bien común es practicarlo de forma habitual, convertirlo en nuestra forma de vida. Normalmente no estamos empoderados del bien común sino alienados lo cual es un grave problema para afrontar y superar las amenazas que conlleva el cambio climático.
Algunos casos recientes nos permiten estudiar en acción el bien común: en el desastre del Prestige y la crisis del chapapote, en los primeros de meses de 2020 con la pandemia de #Covid_19, o con el movimiento social político del 15M. Lo podemos encontrar en todos los movimientos sociales y/o reivindicaciones políticas presentes en la sociedad.
En todos ellos intervienen personas concretas, con sus conocimientos y emociones, muchas veces a flor de piel, y estructuras sociales preexistentes. Suele formarse un ecosistema de cambios que en general no suele funcionar a gusto de todos, genera muchos quebraderos de cabeza y consigue tanto objetivos insuficientes, limitados, no plenamente satisfactorios, como fracasos estrepitosos, porque chocamos sistemáticamente con la naturaleza humana.
Releyendo la historia encontramos multitud de excepciones que aún así no dejan de ser episodios aislados, éxitos puntuales que incrementan el patrimonio del bien común y son al tiempo tanto una esperanza como un llamamiento a entender el porqué, como funciona el ser humano con el bien común y aprender conscientemente como empoderarnos y transformar la sociedad con su lógica.
La comprensión del Bien Común
Para dominar el bien común y no ser presos de la inconsciencia, de esquemas añejos de ideología política, o de organizaciones que no terminan de cumplir su rol social o político, es necesario tener una comprensión, un conocimiento racional lo más completo posible del bien común, de todas sus manifestaciones, del patrimonio con el que hoy contamos y de como Nosotr@s actuar para empoderarnos de la sociedad en la que vivimos y cambiarla si es preciso.
Relativo en cada ser humano
El ser humano como ser racional individual parte en su acción con la parte del conocimiento humano que dispone, y una experiencia individual, conocimiento vivo de aquello en lo que ejerce el poder, distinta de la de cualquier otro ser humano. Si casi no ejerce el poder en nada y vive manipulado, su posición es extremadamente débil e insegura.
Tenemos capacidad para percibir, desde nuestra propia posición personal, las diferencias entre los valores sociales y los propios de cada cual y concretar con nuestras posibilidades qué cambios hacer para ajustarlo a los sesgos y posición social que nos caracterizan para obtener así una identificación plena.
Para objetivar el bien común, hacerlo aprensible, necesitamos contrastar materialmente los valores personales con los valores comunes de la sociedad. Aprender por nosotr@s mismos, o de la sociedad, aquello que nos falte de conocimiento y/o experiencia en lo que concretamente queremos intervenir, como hace cualquier emprendedor/activista.
Entonces es posible sentir el bien común como algo propio, como siente el alfarero la arcilla en sus manos, percibir la posibilidad de empoderarse buscando en la realidad, desde el principio, los matices personales con los que nos identificamos e intervenir en los bienes comunes concretos, la educación, la sanidad, la ciencia… para obtener un beneficio propio y contribuir al de los demás. Cada persona tenemos un proceso propio de empoderamiento con los bienes comunes, tod@s somos distint@s, de forma que pueden ser tan dispares entre unos y otros que es posible que se produzcan enfrentamientos por las diferencias de conocimiento y/o alienación entre ellas y por carecer de una cultura adecuada.
En nuestros días, con una vida mucho más compleja, la lista de bienes comunes es extremadamente larga y con muchas interrelaciones. El virus Covid_19, que amenaza la vida humana, nos ha paralizado durante largos meses en 2020 mostrando como un tema sanitario afecta al conjunto de la economía, al medio ambiente, a la educación, a la movilidad… Las comunicaciones han mantenido la vida social, han ayudado a ajustar nuestra respuesta. Se ha activado la inteligencia social priorizando por un tiempo el bien común en detrimento del beneficio privado, o cuando menos ha cuestionado los equilibrios hasta ese momento establecidos. Se han creado redes de ayuda y se han producido cambios en la conciencia global hasta que la ‘Nueva Normalidad‘, ejecutada por el estado, ha detenido el proceso
Los bienes comunes suelen estar regulados por leyes, dotados de medios materiales, una organización que lo gestiona y una cultura social, ética y moral, respecto a ellos. En ellos es posible el empoderamiento individual y colectivo, y son por ello materia común de la política. También son fuente de rapiña de quienes dominan el poder para engrosar el beneficio privado. Son causa de enfrentamientos sociales, usando las naturales diferencias entre cada ser humano respecto al bien del que se trate, de forma que la sociedad no puede beneficiarse de la riqueza de visiones que obtendría si cada persona colabora desde su posición personal.
Los actuales retos para la especie, como el cambio climático, deben objetivarse, para cada persona y para tod@s, con cambios en los bienes comunes que nos movilicen, tanto individual como socialmente, para empoderarnos de un proceso de cambio que nos incluya, que será para cada cual distinto de forma que nos sintamos identificados.
La diferencia con el método alienador actual es que millones de personas usando nuestras habilidades sociales tenemos un poder muy superior al conjunto de poderes jerárquicos que hoy dominan el planeta.
Relativo a cada sociedad
La evolución de Nosotr@s respecto al bien común es un proceso social con varios milenios de recorrido en el que los poderes establecidos en cada sociedad han fomentado el beneficio privado respecto al bien común, a pesar de las excepciones, creado las normas, una moral y cultura adecuadas de las que se ocupaba un poder jerárquico, normalmente el estado, pero no solo el.
Los bienes comunes han cambiado a través de la historia, han evolucionado con Nosotr@s. Cuando empezamos nuestro andar en la tierra el ser humano tenía una vida muy simple. El bien común se reducía a salvar la vida, alimentarse, encontrar un refugio, la caza en grupo, cuidar de los niños heridos o ancianos, mantener las tradiciones que nos unían… La evolución nos ha dejando experiencias aparentemente contradictorias con los valores de la sociedad actual:
- Aristóteles, uno de los pilares de nuestra civilización, consideraba la esclavitud un bien de origen natural.
- La democracia ateniense, la primera experiencia documentada de democracia directa, ignoraba a sus esclavos sin los que los ciudadanos libres no habrían tenido tiempo para ejercer la democracia.
- Hoy consideramos inaceptable la explotación del trabajo infantil que ha sido común y bien valorada en la sociedades campesinas antiguas.
- También era inaceptable que un campesino no pagara al señor sus derechos, aunque estos causaran hambruna.
- Se perseguía en la edad media como sacrílega cualquier práctica religiosa que no viniera directamente de la jerarquía eclesiástica.
- …
Así como hoy hemos evolucionado y rechazamos tales prácticas debemos reconocer que sus contemporáneos los consideraron bien común y así se reflejó en la justicia. Debían vivir en su época y aceptar los medios con los que contaban.
La aceptación y/o obligación se traducían en unas normas morales que permitían a cada persona llamar al orden a los demás cuando emprendedores o revolucionarios creaban situaciones de cambio que la mayoría social percibía con inseguridad, una amenaza para el orden establecido que solía desatar la represión. Las personas, siervos, lacayos, artesanos, burgueses, nobles, filósofos, se veían más próximas o lejanas a los cambios según su posición personal, como sucede hoy.
Muchas personas creen que la historia ha avanzado a golpes en los que ha dominado el enfrentamiento social cuando estos han sido la excepción, no han existido patrones y se han dado múltiples pequeños cambios que han hecho de la evolución social un proceso con muchas continuidades.
Los ‘golpes’ tienen mas que ver con la resistencia del propio poder cuya estructura jerárquica carece de flexibilidades y es muy propensa a la violencia. Su visibilidad se explica por la cultura que fomenta una interpretación de la historia que pretende reproducir tales situaciones y fomentar una homogeneidad humana del comportamiento social que no hay forma de demostrar y fracasa todos los días cuando se están produciendo constantemente cambios que pasan desapercibidos para unos aunque no para otros.
Así como cada persona tiene una posición relativa frente al bien común y sus bienes concretos la propia humanidad tenemos una posición relativa a estos a lo largo de nuestra historia de forma que el momento presente determina como entendemos nuestra propia historia y por tanto nuestra evolución social. No deben sorprendernos los constantes intentos de reescribir la historia, o los momentos críticos de destrucción directa de la cultura, la quema de libros, la censura o directamente la manipulación conceptual contemporánea del patrimonio cultural acumulado por la sociedad. Si no entendemos la evolución no seremos capaces de evolucionar por nosotr@s mism@s
Patrimonio de la humanidad
Todo lo que heredamos de nuestros antecesores constituye nuestro Patrimonio de bien común:
- Los logros colectivos como la jornada de 8 horas de trabajo, o el derecho de sufragio universal, los derechos democráticos y civiles, la cultura, la ciencia, la historia, la salud y enseñanza pública…
- Los bienes comunes de cada época se han beneficiado del avance científico y los éxitos de la razón. A todos benefició el fuego, la rueda, la navegación, el método científico, la imprenta, la medicina…
Usamos los bienes comunes en el día a día, muchas veces desconociendo su origen o el esfuerzo que costó a los contemporáneos, emprendedores o activistas, que en la mayoría de los casos lucharon por ellos. La Revolución Científica entre los siglos XV, XVI y XVII supuso un cambio drástico en el modelo de pensamiento produciéndose un conflicto con la fe que pagaron caro algunos de sus protagonistas. Einstein fué un joven muy capaz que pagó por su rebeldía antes de convertirse en el héroe científico del siglo XX por la teoría de la relatividad.
El poder establecido siempre se siente amenazado por las personas que se empoderan, más cuando lo hacen con Nosotr@s. En algunas etapas de la historia puede rechazar a la ciencia, ocultar la historia, destruir la cultura, perseguir la innovación, castigar el activismo social y/o volverse totalitario para mantener su poder.
En la tensión entre bien privado y bien común el poder establecido amenaza el bien común con privatizaciones, degradación de sus capacidades, discriminaciones… En nuestra historia hay muchos héroes y heroínas anónimos que lo han dado todo por el bien común sin pretender nada a cambio, una historia ignorada por nuestra alienación. No se trata solo de saber, conocer la historia o ser parte del bien común sino especialmente estar empoderados de los bienes comunes, ser Nosotr@s, una parte inseparable del poder que los domina para conducirlos en su evolución sin que pierdan su cualidad de bien común.
Alienación y poder
La comprensión del bien común evoluciona como la propia sociedad y sus bienes comunes hasta el punto de que puede cambiar el valor moral del patrimonio heredado, es racional y relativa, como el ser humano. Ponerse de acuerdo se torna en una tarea imposible cuando la mayoría de la sociedad está alienada y actua de forma inconsciente. A las diferencias naturales en el sesgo personal se suma la desinformación y una cultura social que fomenta la deconstrucción conceptual postmodernista. El valor simbólico y subjetivo del bien común como elemento de cohesión de la humanidad puede perderse por completo. Por nuestra actitud ante el bien común y el poder que lo domina estamos:
Alienad@s
Un bebe se incorpora progresivamente a la sociedad que le ha tocado vivir aprendiendo de ella ya sea por formación por su experiencia directa o por las prácticas habituales en el entorno que le rodea. Puede pasar la vida entera sin que aprendamos o dominarlo en tanto son otr@s los que intervienen. Es posible incluso usar la inteligencia grupal contra el bien común como desgraciadamente sucede con cientos de ingenieros que desarrollan Inteligencia Artificial.
Aprendemos siguiendo la costumbre casi sin darnos cuenta, nuestras neuronas espejo hacen un trabajo muy eficiente permitiéndonos incorporar una parte muy importante del patrimonio acumulado; se hace cargo de ello nuestro subconsciente.
El poder establecido puede usar la costumbre para impedir el avance de la sociedad, para dividirla entre quienes se percatan de la necesidad del cambio y quienes se oponen por temor a que desestabilicen su forma de vida. Rara vez el estado ha menguado la influencia del beneficio privado para maximizar el bien común, es el caso de personajes raros como los ‘reyes sabios’ o mitos populares que percibimos gratamente por gracia y obra de nuestro subconsciente.
El mundo empresarial descubrió hace años como funcionan nuestras reacciones emocionales y como estas pueden ser educadas para obtener respuestas racionales más eficientes, y también más convenientes. La inteligencia emocional ha demostrado su efectividad y se usa hoy para maximizar el beneficio privado. Si los medios, las empresas y políticos nos convencen de que la mejor respuesta a la privatización es inscribir a nuestros hijos en colegios privados están reduciendo la resistencia espontánea y causando una división social que les favorece ante su valor estratégico. Será más difícil entender que la educación es un bien común porque quienes aprenden esta respuesta lo que están aprendiendo es que es un bien privado al que acceder, como sea, porque es ‘lo mejor’.
Empoderad@s
En algunos casos la amenaza al bien común despierta a un sector social que se moviliza porque se sienten afectados, muchas veces parten sin hacer la reflexión de fondo de porqué les afecta. Nuestro subconsciente entiende la relación lógica entre el bien afectado y nuestra necesidad humana, es él quien activa nuestras emociones, normalmente de forma defensiva, como si sufriéramos un ataque, y realmente lo es.
En estas situaciones las emociones colectivas activan la inteligencia social y la sociedad actúa como un ser vivo, objetiva el Nosotr@s que llevamos cada cual de forma que los matices personales enriquecen la acción social.
Mayo de 1968, el Festival de música y arte de Woodstock, el 15M, las movilizaciones sociales… son momentos creativos que crean cultura en el seno de un proceso de empoderamiento del que surgen en muchos casos organizaciones con capacidad de echarle un pulso al poder. ¿Son un fenómeno político?, si y no, porque no se trata de los movimientos de una jerarquía que ejerce su poder, sino de movimientos de la sociedad usando sus habilidades sociales para resolver una problemática que les compete.
El empoderamiento puede ser temporal, pasajero, si no se objetiva racionalmente qué esta sucediendo. La objetivación (concienciación) es también un paso inevitable para el empoderamiento de forma que algo que puede ser temporal se torna en aprendizaje y experiencia consciente de poder.
Cambio de paradigma
Desde el inicio de la crisis global que vivimos nos encontramos ante una gran dicotomía planetaria y para la humanidad, no es solo una crisis económica o política, o de sostenibilidad. Son todas ellas juntas, amenazando a cuanto conocemos. Las consecuencias han creado tal inseguridad en la sociedad que se ha generado tanto movimientos sociales como cambios en la conciencia global, hasta el momento todos espontáneos, cuando es ineludible una respuesta consciente, racional y organizada del conjunto de la sociedad.
Las amenazas que afrontamos suponen por sus significandos y significanes la oportunidad para un cambio de paradigma, una apuesta para nuestra evolución, o, si renunciamos a ella, una amenaza que puede llevarnos en su peor expresión hasta la misma extinción de la vida humana y de otras especies.
No han nada que nos condene a una vía u otra, tenemos poder para decidir nuestro destino asumiendo definitivamente las responsabilidades que nos corresponden como consecuencia del dominio que tenemos sobre toda la vida del planeta y sus equilibrios. Tenemos la posibilidad de elegir el beneficio para tod@s sin renunciar al libre albedrío, incluyendo el beneficio propio; abordar un cambio de paradigma en el que seamos tod@s los seres humanos los responsables de la evolución de la sociedad humana y cada cual de la suya misma.
Los gobiernos no están haciendo los deberes como desearíamos desde la posición que ocupamos cada cual. Nos retienen como siempre las dificultades de lo común, la complejidad de la naturaleza humana.. pero la opción de dejar correr el tiempo, cuando nos lo está reduciendo el cambio climático, no es posible.
Si queremos empoderarnos no podemos recurrir a los mecanismos de siempre: intentar derrotar a un sector social, discriminar o explotar a otr@s, recurrir al poder centralizado, a la homogenización, a los recortes, a la autoridad del estado y/o la represión, a delegar la responsabilidad en quien sea, tendremos que evolucionar con un cambio de paradigma:
- En la educación, con cambios en profundidad, para generar una cultura y moral adecuada al bien común:
- Para facilitar el empoderamiento y reducir la alienación.
- Para educar la inteligencia emocional en las actuaciones espontáneas de Nosotr@s.
- Para hacer de la comprensión del bien común el fundamento de nuestra acción social.
- Para evitar el enfrentamiento en la sociedad que provocan la manipulación, la explotación y las respuestas inducidas por el poder establecido.
- También para aprender a colaborar, descubrir las ventajas de la iniciativa, de la pluralidad de visiones y capacidades que aportan personas muy distintas pero motivadas por el bien común.
- En la organización del poder, para que su praxis y la de cada persona se corresponda con el bien común y las habilidades que caracterizan al ser humano.