El ser humano evoluciona igual que otros seres del mundo animal; evoluciona en su relación con otros seres vivos de forma que ha pasado de ser uno más en la cadena trófica a ser la especie dominante amenazando la vida en el planeta. Evoluciona en su estructura social, de grupos pequeños y homogéneos, con liderazgos jerárquicos basados en la tradición, a estructuras jerárquicas complejas como el estado, naciones, imperios o bloques interestatales.
Tiene poder para actuar individualmente decidiendo su comportamiento que fluye de tres fuentes: Deseo, Emoción y Conocimiento. El ser humano es racional, social y emocional.
Actuamos cada cual, dependiendo de la sociedad en la que vivimos y según los valores, presentes en ella, que adoptamos como propios para definir nuestra identidad personal.
La identidad y el conocimiento personal de los elementos culturales de su época definen el sesgo del pensamiento, individualmente definido, que activa nuestras acciones.
El ser humano no es homogéneo sino relativo según la posición personal que adopta en la relación con las combinaciones que estas características producen en el conjunto de la sociedad.
Como ser social el ser humano no es solo ‘yo’ sino también ‘nosotr@s’, de forma que ser social e individual se complementan.
El comportamiento humano, por ser de su propia naturaleza, es determinante y previo a las consecuencia derivadas de la organización social, pero mantiene con ellas un equilibrio constante, distinto en cada persona. Inconscientemente recalculamos nuestra posición social haciendo que la esencia de nuestro ser sea de humanos relativos.
Este constante reequilibrio no se puede obviar en la construcción del bien común ni aplastar forzando la igualación. La igualdad de derechos, que debe proteger la ley para cada persona, no presupone la igualación para tod@s, y en caso de producirse se traduce en un atentado a la libertad e identidad propia que puede llevar al totalitarismo.
El ser humano para poder ejecutar su plan social, su realización como persona, y como integrante dentro de la sociedad, interacciona con otros para realizar su identidad y resolver los problemas que afronta el conjunto de la sociedad. Usa para ello su poder personal, se empodera en un mayor o menor grado, según su conocimiento, libre albedrío y posición social. Cuando no es así vive alienado, normalmente explotado por otros que obtienen así su poder, e incluso esclavizado en algunos momentos de nuestra historia.
Definimos siempre una política, un plan a trazar con otr@s, para conseguir de la sociedad esos cambios que permiten nuestro desarrollo tanto personal como social. Somos políticos por ser seres sociales distintos, con capacidad propia, y por ello percibimos en la libertad de la sociedad la nuestra propia.
El ser humano puede evolucionar si deja atrás lo que le mantiene unido al mundo animal: la competencia por el beneficio privado y la inconsciencia por sumisión a los poderes jerárquicos de la sociedad.